Ahora los chavales están todo el día diciendo que si esto es random, que si lo otro es random. Para el que no lo sepa, en castellano significa ‘aleatorio’, ‘al azar’. Y si hay algo que sea random es que la ciudad alemana de Bochum, situada al oeste de Alemania, esté hermanada con Oviedo. Sólo cabe una posibilidad: que el culpable sea Thomas Christiansen.
Aquel muchacho rubio se convirtió en todo un fenómeno en los noventa gracias a su debut con la selección española. Se puede decir que Christiansen fue el inventor de la historia esta de “vamos a hacer debutar al crío este como sea que nos lo roban”, porque aquel delantero tenía nacionalidad española, pero también danesa. Fue Javier Clemente, al que no le gusta eso de llevar chavales al combinado nacional por si les chasca un músculo, el que le hizo debutar con diecinueve años.
Su temprano debut generó una gran sensación. Sobre todo porque la mayoría desconocíamos quién era el tal Thomas Christiansen, que por aquel entonces jugaba en el Barça B y no había debutado con el FC Barcelona (de hecho nunca llegó a hacerlo en un partido oficial). No sabíamos quién era, pero la gran preocupación que teníamos por aquel entonces era conseguir su cromo, que aquella temporada era de los difíciles.
En mi cabeza, se convirtió en leyenda del Real Oviedo. No sé por qué, quizá por como lucia en el cromo. Pero por lo visto aquello es un absurdo recuerdo de infancia. De hecho, se lució más en una de sus cesiones como azulgrana al gran rival de los azulones, el Sporting de Gijón. No sólo jugaría en los dos grandes de Asturias ya que le Barça también lo mandó a foguearse al Racing de Santander, antes de que Cruyff le pusiera la maleta en la puerta.
En Villarreal sí dejó un buen recuerdo, pero a partir de ahí le perdimos de vista. Pero un día empezaron a llegar noticias desde Alemania. Allí, Thomas Christiansen estaba reventando las redes de la Bundesliga en el Bochum, un equipo con nombre que suena (como también dicen los chavales) a invent. Pero no, el club y la ciudad exiten. A lo tonto, el internacional español acabó como máximo goleador de Alemania empatado con el mítico Giovane Élber del Bayern de Múnich.
Su explosión en el Bochum, le valió para ganarse una nueva oportunidad y ficho por el Hannover 96, donde las lesiones no le permitieron triunfar. Ahora sobrevive como entrenador disfrutando como seleccionador de Panamá. Pero gracias a él, en Bochum se come fabes y cachopo y en Oviedo se disfruta del mejor codillo alemán. Gracias Thomas.