A todos nos gusta dánosla de mánagers. No de artistas, sino de fútbol. Y no me refiero a agentes de jugadores. Más bien a ese concepto tan inglés que sirve para englobar en una sola palabra la figura del entrenador y la de algo así como el director deportivo. El PC Fútbol hizo sentirse a muchos como capos de los clubes (los que no teníamos ordenador nos conformábamos con la narración de los privilegiados). Después llegó el Football Manager para los más flipados. Pero para los menos entregados a la causa llegó el Comunio.
No hace falta entrar en detalles sobre qué es esto del Comunio, pero para los más veteranos, que sepan que es como la Liga Fantástica Marca, pero sustituyendo el papel y el boli, por el ordenador, internet y toda esta chufla digital. De esto se hacen ligas con los colegas, con los del trabajo, con los de las clases de pádel, con los de la escuela de idiomas. Algunos ansiosos participan en todos esos ámbitos.
Yo que juego en el trabajo, debo decir que soy un poco disperso. Como con muchas cosas, empiezo con mucho entusiasmo. Las primeras semanas lo miro a diario, me hago mi Excel de estadísticas de la temporada pasada, me busco webs de expertos en la materia (que las hay). Pero según avanzan las jornada me voy desinflando anímicamente (y en cuanto a resultados) y poco a poco voy dejando mi club a la deriva cual jeque del Málaga.
Aunque si soy sincero, estas dos últimas temporadas estoy más activo Y no voy a engañar a nadie, ss porque los resultados son mejores. Desde que Messi y Cristiano Ronaldo se fueron de la liga se terminó la dictadura del los fichaba. Sobre todo el argentino. Aquello era el fin. Sólo quedaba esperar una grave lesión para que aquella liga volviera a recuperar interés.
Pero bueno, he soltado mucho rollo y no he ido a lo que quería. Porque lo que me interesa es identificar a un tipo de persona. Es ese que repite hasta la saciedad lo de “yo lo del Comunio no lo miro nunca”. ¡¡Alarma!! Se pasa el día mirándolo. Y si va último o es un inepto o no entra lo suficiente desde la oficina a Marca.com.
Cuidado en los trabajos con este sujeto, porque es el mismo que continuamente insiste en los de “estoy hasta arriba de curro”. Lo hace en su mesa, pero también se recorre toda la oficina para que todo el mundo lo sepa. Pero como decía Joaquín Luqui, “tú y yo lo sabíamos”. Esa persona no tiene nada que hacer. Tomad nota buenas gentes de recursos humanos.