Se nota cuando un libro me engancha de verdad. Una buena pista es que haya un interesante partido de Champions League y aproveche el descanso, apurando a que el árbitro pite para que se reanude el encuentro para avanzar en la lectura. Ese ha sido mi comportamiento últimamente en casa desde que Crónicas balcánicas, de Axel Torres se posicionó en la parte alta de las lecturas pendientes amontonadas en la estantería.
Me encanta adentrarme en esos viajes que el periodista ha hecho durante varios años por los Balcanes. No sé exactamente si es envidia o qué, pero la manera de moverse por Albania o Kosovo que tiene Axel Torres está muy lejos de parecerse a mi manera de viajar. Probablemente sean mis problemas para relacionarme lo que me impide mezclarme de esa manera con la cultura local y conocer a gente tan interesante como puede ser el padre de Don Yuri. O esa valentía de montarse en un coche con un desconocido y plantarse en una ciudad nueva sin un alojamiento bajo el brazo.
Y repito, no sé si es envidia porque esa falta de habilidad social me ha hecho adueñarme de esa frase que dice “odio a la gente” que no deja de ser un escudo para ocultar la timidez. Yo he estado por los balcanes, pero de otra manera. Con mi coche de alquiler, mis alojamientos previamente reservados. Ah, y sin complicarme la vida: Croacia (Dubrovnik, Split, etc.) y Eslovenia y si mezclarme con nadie de allí.
Por eso ese libro es tan especial. Porque te acerca a la realidad a esa zona tan conflictiva y de la que tan poco sabemos a pesar de la cercanía física y en el tiempo (hablo de la guerra). Siempre ha sido un tema que me ha atraído, pero del que realmente no sé nada. Algo en la lista de asuntos pendientes que no se llega a tachar por no saber por donde empezar. Bueno, no nos engañemos. También es cuestión de vaguería.
Pero advierto una cosa. Crónicas balcánicas es un libro para futboleros. Igual que Futbolistas de izquierdas, de Quique Peinado es una lectura que puede atrapar a cualquiera, el libro de Axel Torres está hecho para futboleros. Porque al final no es sólo un libro de viajes. También es una especie de recopilación de crónicas de partidos trascendentales para el fútbol albanés y kosovar o la relación de estos países con Serbia. A través del fútbol nos va a cercar a la realidad que se vive en la zona. Nos va ayudar a comprender cómo están las cosas por allí. Y digo “ayudar a comprender” porque de lo que nos damos cuenta es de que los Balcanes son una región tan compleja, que nunca llegaremos a entender del todo el conflicto y que siempre tendremos una lucha interior para saber en qué bando nos sentimos más cómodos.
Resulta interesante la intensidad con la que el escritor se implica en todo lo que sucede a su alrededor y como se identifica con selecciones y equipos que probablemente nunca tuvo un vínculo emocional previo. A todos los futboleros nos pasa cuando hemos viajado fuera. Yo admito que tras ir a Croacia me obsesioné durante un tiempo con el Hajduk Split o con el Brujas tras visitar la ciudad belga. Pero esas pasiones nunca llegaron a ser tan potente como las suyas y al poco tiempo de mi vuelta de esos viajes, acabaron casi en el olvido. No cuajaron
Pero el libro no sólo vive de las crónicas de Axel Torres. Sus páginas centrales añaden un gran valor a todo el texto gracias a las fotografías de Edu Ferrer y Tomàs Martínez, compañeros del periodista deportivo en todas estas aventuras y que retratan magníficamente todo lo que hemos ido descubriendo a la lectura. Crónicas balcánicas es casi una obligación para todos aquellos futboleros apasionados, que a pesar de su fervor balompédico, tienen hueco dentro de sus inquietudes que rellenar con temas más complejos y trascendentes. Porque como recordamos por aquí de vez en cuando, hay que tener presente que al fin y al cabo, el fútbol no es nada más que un juego.
Título: Crónicas balcánicas | |
Autor: Axel Torres | |
Editorial: Contra | |
Páginas: 368 |