por 
Hacía mucho que no me dejaba caer por aquí y tal vez haya sido la falta de inspiración. A quien quiero engañar, probablemente haya tenido más que ver la certeza (porque los datos no engañan) de que lo que escribo sólo lo leo yo y algún amigo o familiar que siente lástima y algún incauto que hace click sin saber muy bien qué peligros se encontrará. Pero aquí estoy de nuevo. Y lo más absurdo es dónde encontré las musas. No creo que haya un lugar menos futbolero que el canal de Youtube de El Sentido de la Birra. Pero sí, por culpa del podcast de Ricardo Moya, he vuelto a escribir sobre fútbol.
Los protagonistas de la entrevista tampoco destacan por su gusto por el balompié, al menos uno de ellos, pero fue una charla con Andreu Buenafuente y Berto Romero lo que me animó a sentarme delante del ordenador para hablar de algo que ya dejé caer en una de las columnas de esta web.
Hay un momento de esa entrevista en la que Berto, casi imitando a Michael Scott y Dwight Schrute en aquel capítulo en la que se creían grandes estrellas del parkour, saltó por encima de su asiento para irse a mear. Y allí se quedaron solos Ricardo y Buenafuente, hablando del riesgo y de su importancia dentro de la comedia y de la creación artística. Ricardo hizo referencia a una charla que había visto de John Cleese, uno de los míticos Monty Python.
Claro, todo esto les llevó a la forma en la que los angloparlantes utilizan la palabra actuar. Play es la forma que usan: jugar. De ahí es donde salen las cosas quizá más bonitas y que más se graban en la memoria de los espectadores. Y yo me pregunto, ya que el fútbol es un juego, ¿no sería necesario que los futbolistas intentaran jugar? Sé que se dedican a jugar, pero que no lo hacen respetando la literalidad de la palabra.
Hace bien poco, en un partido entre Osasuna y el FC Barcelona, a Bryan Zaragoza le dio por regatear al portero haciendo una pisadita muy de fútbol sala, quizá sencilla para una bota sin tacos, pero no para una de fútbol 11. Ese gesto técnico bien le podía haber acarreado un resbalón y una oportunidad clara de gol perdida. Incluso una rotura de rodilla muy carvajaliana. Y probablemente una bronca de su gente (compañero y afición), pero no, tomó un riesgo. Y acabó bien, con un gol y una jugada que saldrá dentro de muchos años en algún video de Youtube con las mejores jugadas de su carrera.
En el fútbol, como en el cine, teatro o la comedia, el guión es fundamental. Es la base para que todo funcione correctamente. Sí, la táctica y la pizarra del entrenador tienen que estar ahí, pero el riesgo es necesario. Siempre habrá un cómico que lanzará un chiste arriesgado que podrá entrar o no, pero del riesgo surgen las cosas más interesantes dentro del arte. Queridos lectores… o querido yo. ¡Hay que jugar más!
FIN
