15 de diciembre de 2024
El ex-futbolista es:José Luis Pérez Caminero en un entrenamiento de la selección española en Cantabria.

Regate a la vida

Caminero con la Selección Española – Foto de Will vm

Su padre se llamaba José Luis, algo que en principio no tiene nada de especial, salvo por el hecho de que el tal José Luis era oriundo de Chicago. Del Chicago ese que todos conocemos de las películas y del equipo de baloncesto liderado deportiva y por lo visto dicatorialmente por Michael Jordan. José Luis era del mismísimo Illinois. Pero lo del nombre es culpa del fútbol. En 1994 aterrizó en Estados Unidos el Mundial y la madre de José Luis se quedó prendada de Caminero y así bautizó a su hijo.

Cuando llegó al instituto, lo que allí llaman High School – al igual que soccer al fútbol – comenzó su andadura en el deporte que le dio el nombre. El entrenador del instituto, un ex jugador de Atlético de Celaya que nunca llegó a debutar y que presumía de haber compartido vestuario con Butragueño y de comer un sábado cocido en la casa de ‘El Buitre’, vio en José Luis la oportunidad en aquel muchacho de alcanzar todo aquello que él no pudo como profesional.

“Está destinado a ser un grande”, le dijo el entrenador a la madre de José Luis en su destartalado despacho de instituto presidido por aquella mítica foto de Butragueño, Míchel y Hugo Sánchez posando con la camiseta del Celaya. “Ahí estoy yo”, señalando a la fotografía. Aunque ni siquiera era el tipo de los pantalones vaqueros y gorra azul que se ve junto a Míchel, si no la cabecita anónima que está justo detrás del anónimo de la gorra.

La historia del Mundial y el amor platónico con Caminero no dejaba ninguna duda para alguien que se había criado bajo una cultura de la superstición y la brujería indígena. El propio José Luis se lo creyó. Ya se veía triunfando en el instituto y logrando una importante beca que le llevaría a jugar con los Ohio State Buckeyes. De ahí le llegaría la llamada del Real Madrid Castilla, con visita previa a Valdepeñas, el pueblo de su padre futbolístico. Triunfaría después en el Atlético de Madrid y quien sabe, quizá acabaría implicado en un asuntillo de tráfico de drogas. Aunque por nada del mundo se acostaría con la mujer de ningún compañero. Eso es sagrado.

Pero la realidad era otra. José Luis no tenía ningún talento para el fútbol. Tanto es así que un compañero latino del equipo le llamaba ‘El ambizurdo’, algo que no entendía porque de castellano solo conocía su nombre. El entrenador se empeñó durante la primera temporada en ponerle como titular en todos los partidos. José Luis fue de todo: central, lateral, medio centro, pivote, centrocampista con llegada, extremo, delantero e incluso falso nueve. Tan solo marcó un gol en su paso por el instituto. Fue en un partido que jugaron contra el Benito Juarez High School tras un balonazo en su cara que venía del despeje de un defensa. Rebotó en su sien derecha y marcó el gol de la victoria. Sus compañeros le sacaron a hombros inconsciente y entre risas del campo con una pequeña conmoción cerebral que le dejó para siempre sin la capacidad física para sonreír.

No hubo más soccer para José Luis. Aunque al menos hubo amor. Trabajando en una fábrica de cables conoció a una joven muchacha de Carataunas, un pequeño pueblo de Granada, que se había plantado en Chicago buscando el sueño americano y se dedicaba a enrollar cables de televisión por cable. El sueño nunca lo encontró, pero sí a José Luis con el que acabó casándose y yéndose de nuevo a vivir al pueblo. José Luis se convirtió en pastor – de cabras, no protestante – y allí vive completamente apartado del fútbol. No hubo regate de Caminero a Nadal

Sí hubo regate a la vida porque dribló al destino marcado por el origen de su nombre. La vez que más cerca estuvo del profesionalismo fue en unas fiestas patronales de Albuñán a las que acompañó a un amigo suyo que tocaba la batería en la orquesta ‘Generaciones’. Allí se cruzó con Mario Gómez, aquel delantero medio alemán, medio español que andaba pasando el verano en el pueblo de sus abuelos. Al pasar junto a él le tiró el mini de mosto (porque los futbolistas no beben) mientras sonaba un pasodoble español. Se llevó un guantazo de uno de los amigos del delantero y se sentó en un banco de la plaza a esperar a que terminara la juerga. Por lo menos la ostia le devolvió la capacidad de sonreír.

El ex-futbolista es:José Luis Pérez Caminero en un entrenamiento de la selección española en Cantabria.

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